20110125

acá, donde mismo.

Podría escribir canciones en la mañana, mirando en pijamas por la ventana. Hablar del sol, de los pájaros, a veces del viento y saltar, tirarme lejos, correr lo más cerca posible. Arrastrarme por el cielo, revolcándome en las nubes, queriendo ser un gato, pensando como un perro. Estar vestida con tu piel, tener morado el pelo, gritar la verdad de las estrellas y hablar del pasado sin rencores ni temores, porque el presente no existiría y el futuro de los mejores sería. Aprender a gatear de nuevo, llorar por los placeres de entonces, cuando el hambre la calmabas sólo tú, sin preservantes ni trasnada. Quiero compartir con mi gente querida y brindar por mi familia. Tomar el licor, el elixir de la vida, embriagarme de abrazos y tener un vestido, de colores negros y sombras blancas. Cantar bajo el agua la afinada melodía de ayer con la voz destemplada y tener una guitarra que tenga alas, que tenga vida y que toque por sí sola, junto al piano, la armónica y el silencioso canto de las mariposas. Pero ahora mismo no sé dónde ir, porque las sábanas verdes envuelven el viciado aire de este cuarto, donde debiste estar tú, donde no hay nadie, de donde yo no puedo salir.