20110929

Cumpleaños...

Feliz ¿cumpleaños? Serían cuarenta y siete, pero se quedó grabada en mi vida con cuarenta y seis, llena de vida, con su hermosa sonrisa. El año pasado fue miércoles veintinueve y no la pudimos festejar, no nos pudimos colar a su cumpleaños, ni cantarle el cumpleaños feliz. Ese día tuvimos miedo, y no paró hasta que Dios se la llevó.
Nos quedó debiendo un asado, una torta, un bailoteo. Mi papá le quedó debiendo unas caipiriñas. Le quedamos debiendo sus abrazos. Nos quedó debiendo su sonrisa.
Ya ha pasado un año desde que recibió el peor regalo de todos, y sigue estando tan presente entre nosotros como siempre. Alguien lo dijo por ahí, usted aun pasando los meses que sean, está vigente. Porque la queremos, pero más que quererla de cariño, la queremos con nosotros. Queremos sus chistes, sus manos, esas que hacían cosas tan ricas: panes, tortas, empanadas; queremos sus gases, también. La queremos de vuelta, en realidad queremos pensar que nunca se ha ido.
Díganos hoy, como sorpresa por su cumpleaños, que ha estado escondida, que viajó y que decidió volver. Cuéntenos que tiene unas ganas enormes de probar las tortas de mi tío Marcelo, porque le han dicho que le quedan muy ricas. Que además quiere felicitar a los chiquillos por sus logros y que está pensando en qué vestido ponerse para acompañar a la Carito a su gala. Y que quiere contarle a sus hijos lo orgullosa que está de ellos por haber crecido como lo hicieron.
Aunque es su cumpleaños, le pido que nos regale eso. Le pido que les regale su presencia a los chiquillos, a mi tío. Echar de menos no es lo mismo que extrañar, que necesitar, y ellos, la han necesitado más que nunca y la han extrañado como no se puede extrañar a nadie más a que a una mamá. Deles ese regalo, no sea cruel, no los deje que pasen otro veintinueve sin usted, ya han tenido suficiente.
Yo por mi parte le mando un abrazo, uno apretadito, con harto cariño. Y espero no se siga haciendo la lesa con las cosas que nos debe, porque un asado no se perdona, y una torta menos. No le deseo un feliiiz cumpleaños, porque usted quedó inmortalizada, grabada para siempre en mis recuerdos, y no va a envejecer jamás, será siempre la bella mujer, de gruesos labios y sonrisa fácil, que nos daba un buen momento a todos. La quiero tía Vivi.