20101101

Asumir qué

Aunque ya van casi dos semanas, aún no creo lo que pasó. Siento que todo es una locura y que volverá en cualquier momento a decirnos, "pero si yo no me he ido". No puedo creer que esté dentro de un cajón bajo tierra y que, aunque podamos ir a verla, no podamos tocarla. No se darle un sentido a lo sucedido y menos formular una explicación para los que más sufren. Quizás sería más fácil que la vida a veces nos diera un por qué y no nos dejará con la incertidumbre ahí, como una espina que no nos deja vivir.
Yo estoy muy confundida con todo esto, así que no puedo imaginar ni un poquito lo que están sintiendo los chiquillos y mi tío, porque su dolor sí debe ser insoportable y su duda es la más grande de todas. Insisto en preguntarle por qué no siguió luchando, por qué no espero que el Rorrito fuera más grande, por qué se fue sin despedirse. Pero sé que nunca obtendré una respuesta y ellos también saben que no tendrán respuesta más que su compañía y su nunca dejarlos solos. Mándenos mucha fuerza tía. Acá todos deben seguir con sus vidas, continuar de una u otra forma con sus rutinas, pero para sus hijos y mi tío, usted era parte de sus rutinas y sé que jamás podrán llenar, aunque se lo propongan y se ordenen y hagan mil cosas, el espacio que su partida dejó vacío.
Hay muchas cosas que no entenderé, porque simplemente no caben en mi cabeza y la muerte es una de ellas. Fui a tres funerales en menos de dos meses y aun así no puedo entender, de hecho cada vez se hace más complicado. Las ideas van y vienen y no soy capaz ni siquiera de llorar, porque simplemente no quiero aceptar que tuvo que irse. La quiero mucho y quiero mucho a su familia también. Gracias por todo lo que nos entregó, de verdad.